jueves, 16 de octubre de 2008

Belleza Vs Inteligencia ¿Exclusión o selección?

Deicy Jaimes

Entre las características más importantes del ser humano se encuentra su afán por pertenecer a un grupo, lo difícil es demostrar lo que realmente piensa y ser aceptado. Durante la vida estudiantil y sobre todo en la etapa de la adolescencia la necesidad de encajar en determinado medio está en pleno fervor ya que, en esa etapa de la vida el valor de las personas se determina de acuerdo a su apariencia.

La persona que goce de una apariencia física que esté dentro de los estereotipos de éxito impuestos por la sociedad y en gran medida a través de los medios de comunicación, sobre todo por la televisión, tendrá asegurada la aceptación, en oposición, no poseer físicamente ninguna de esas virtudes es sinónimo de rechazo.

Durante la realización del Primer Congreso de los Investigadores venezolanos de la comunicación (INVECOM), José Ignacio Sánchez Vergara, Maestro en Historia, Teoría y Crítica de la Arquitectura y profesor de la Facultad de Arquitectura y diseño de la Universidad de Los Andes, Mérida. Explicó que los hechos comunicacionales presentados como ficción se convierten en imaginarios colectivos cuando se idolatran y son representados en un área determinada de la vida social refaccionando el entendimiento del espacio de encuentro común.

Aplicando la anterior afirmación al tema estudiado, se comprende que son los media los que dictan los patrones a seguir por la sociedad y los individuos se apoyan en los medios de comunicación para decodificar dichos patrones. Por ejemplo: es transmitida una serie juvenil en la que las adolescentes altas, esbeltas, de ojos claros y con cabello rizado son las más exitosas a nivel social, entonces en los espacios similares de la realidad las jóvenes con características similares formaran un grupo y rechazaran a las demás.

Ahora bien, estas tipificaciones pueden causar niveles de discriminación, puesto que un grupo es capaz de demostrar con crueldad su condición de reyes, y los otros, esconden, tras una máscara de agresividad el dolor, causada por la burla que con el pasar de los años se convierte en costumbre.

Es importante señalar que el término discriminación es utilizado para describir una situación en la que se atenta contra la integridad psicológica, física e incluso moral de uno o más individuos. Estos casos son vistos con frecuencias en las instituciones educativas de la ciudad en donde adolescentes por miedo al rechazo deciden cometer cualquier tipo de delito.

Incluso profesionales en la materia opinan que “desde el punto de vista social, la discriminación es una condición del ser humano que en la mayoría de las ocasiones es empleada para demostrar o reafirmar su posición de liderazgo amenazando y en consecuencia rechazando a las personas que pueden llegar a perturbar dicha condición” (Ana Cristina Toro, psicóloga orientadora del Liceo MAICA de Palmira).

En todo caso, nada ha de justificar que gracias a los “atributos físicos” heredados de los antecesores o simplemente por la mera necesidad de fijar una posición de superioridad se manejen de forma agresiva, y en la mayoría de las ocasiones, de manera inhumana las relaciones interpersonales en la época estudiantil.

No hay que olvidar que la discriminación puede ser empleada como un escudo ante la insaciable necesidad de ser socialmente aceptado, así lo reconoce María Guio, (estudiante de la Universidad de Los Andes) quien agregó que discriminar es un acto tan cotidiano como entrar a un aula de clase, pues forma parte de la vida estudiantil convirtiéndose en un ciclo, ya que si no lo hace un grupo lo hará el otro.

El ser humano siempre trata de comunicarse con los semejantes a los que considera seres similares a él, dicho de otro modo: las personas se relacionan con quienes piensan que pueden llegar a entablar conversaciones que a juicios personales resultan interesantes, luego de esta selección se da inicio a “amistades” y con el pasar del tiempo se determinará si esa nueva relación resulta satisfactoria o no.

Lo anterior intenta explicar porqué en las en las instituciones educativas es normal encontrarse con compañeros de clase divididos en “grupos de trabajo” que más que eso, se convierten en un equipo cuya relaciones van más allá de las actividades escolares hasta llegar, incluso, a la incapacidad de comunicarse con el resto de personas que constituyen un mismo entorno. (Ana Cristina Toro, psicóloga orientadora del Liceo MAICA de Palmira).

Estudiantes universitarios de la carrera Comunicación Social de la Universidad de Los Andes Táchira, llegaron a la conclusión de que un imaginario clave de la población de San Cristóbal, es la importancia que es atribuida a la apariencia personal determinada de acuerdo a la apariencia de los demás y, en consecuencia los adolescentes presentan ciertas características racistas expuestas en su totalidad dentro de las instituciones educativas.

Al observar su entorno social, el adolescente puede discernir los puntos de vistas compatibles y que se oponen a sus ideas, en sus manos está la decisión de seguir su corriente de pensamiento o negarla a sí mismo por el afán de conseguir la aprobación social. “Para no encontrarse aislado, un individuo puede renunciar a su propio juicio” expone Elisabeth Noelle Neumann en su artículo La espiral del silencio publicado en 1995 por la revista Opinión pública: nuestra piel social.

Para concluir, es importante resaltar que pese a que la conducta discriminatoria es un problema social, se debe tener presente que las pautas establecidas desde fuera del individuo se convierten en interiorizaciones teniendo como resultado la adaptación de esos patrones de conductas que apuntan hacia la violencia creando un sentimiento de inferioridad en sus víctimas.