lunes, 2 de junio de 2008

Danya Cárdenas: “Dios no pone cruz que no se pueda llevar”

Danya no tuvo la infancia más feliz del mundo, el camino para alcanzar sus metas ha estado lleno de obstáculos que no cualquiera puede soportar. Ahora es madre, estudiante y ejecutiva a la ves, sencillamente es una mujer deseosa de que le alcance la vida para ser quien realmente quiere ser.
Deicy Jaimes

¿Cuál es el recuerdo más significativo de su infancia?

La muerte de mi abuelo porque se reunió toda mi familia, eso fue muy positivo ya que nunca más hemos estado todos juntos, aunque fue triste porque se murió un ser querido.

¿Por qué decidió formar una familia tan joven, que edad tenía?

Tenía 16 años, sentí que él era el amor de mi vida y en ese entonces quería una familia. En ese momento mi vida era muy dura, nadie sabía que me afectó muchísimo no conocer a mi padre. Decidí formar un hogar por mi propia cuenta con papá, mamá e hijos y pensé: yo sí lo voy a lograr.

Tuvo un embarazo precoz, ¿qué se siente para una joven tener una responsabilidad de este tipo?

La vida me dio un giro de ciento ochenta grados, sentí que alguien dependía totalmente de mí. Las cosas buenas o malas hechas por mí iban a repercutir en la historia del bebé, al final aguantaba al papá de mi hijo por él.

¿Cómo reaccionó su familia al saber de su embarazo?

¡Trágico!, primero porque somos primos, segundo éramos unos niños en cuerpos de adultos y no sabíamos en lo que nos estábamos metiendo, mientras mis amigas me visitaban para contarme sobre la universidad, yo me preparaba para ser madre.

Su nuevo hogar no fue como usted lo esperaba, ¿qué fue lo más hermoso de esa experiencia?

Puedo decir que fueron los cinco años que marcaron pauta en mi vida, me dieron fortaleza, dureza y sobre todo me mostraron la realidad.

¿Qué sintió al enterarse que fue su hijo quien falleció en el accidente donde viajaba con su esposo?

Quede en el limbo, sentí que hasta ahí me llegaba la vida. Tuve la sensación de que yo también morí con él porque la familia es la base de todo, caí en una depresión inmensa, simplemente borré esa parte de mi vida hasta llegar al punto de decirle a mis amigas que fuéramos al colegio.

¿Cuándo decidió comenzar de nuevo?

Yo no quería ser profesional y nunca me imaginé que mi vida iba a tomar ese rumbo, permanecí estancada durante cinco años, pero fue en mi cumpleaños número veintiséis cuando sentí que podía recuperarme. Después de muchos días y noches largas e iguales, de adicción a pastillas para dormir y gracias al apoyo incondicional de mi mamá me dediqué a estudiar y a construir una nueva vida.

¿Cómo ha sido su vida desde que decidió estudiar?

Cuando me gradué de mi primera carrera pensé: ¿y ahora qué hago?, me frustre, trabajé en algo extraño con respecto a la rama en la que me había preparado entonces decidí estudiar economía, además de trabajar, por supuesto.

Sé que tiene un hijo, ¿cómo toma la desición de embarazarse nuevamente?

Tardé siete años, primero para conseguir una persona idónea aunque me equivoqué, no me preocupé porque sentí que ya era capaz de sola o acompañada tener un bebé, cuidarlo y darle lo mejor de mí.

Romel y Erix nacieron en situaciones distintas, ¿tuvo el mismo sentimiento cuando sus hijos llegaron a su vida?

Sentí cosas diferentes, cuando nació Romel pensé: ¿cómo voy a hacer para mantener ese ser tan pequeñito?, dependía de dos personas y no quería que nadie lo tocara, excepto mi mamá. Con Erix Dios me dio la oportunidad de comprender que no era mala madre, además de amarlo y cuidarlo respetando su espacio, él es una persona diferente por ello tiene que vivir su vida, yo estoy aquí para orientarlo.

¿Erix ha logrado llenar el vacío que le dejó Romel?

Sí, en fases diferentes, su ausencia todavía se siente aunque el amor sea distinto, ese ser pequeñito que ahora existe ha logrado llegar a ese sentimiento que tenía bajo llave, gracias a Erix han surgido las ganas de progresar y de vivir.

¿Cuáles son sus aspiraciones?

Primero, que mi bebé siga sano de cuerpo, mente y corazón como hasta ahora, segundo terminar mi carrera, crecer profesionalmente, que valga la pena tanto esfuerzo y sobre todo que ese ser pequeñito dure hasta los últimos días de mi vida, que Dios no me lo quite antes. Tengo toda mi fe en que esta vez, sí lo voy a lograr.

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